Nuestro aniversario.

 

Nunca querría ser un neumático de aviación. Hay que soportar una presión terrible en el momento de tocar tierra y amortiguar la caída con una sabia e instintiva flexión de cadera para que el golpeo no termine generando un latigazo en la columna que podría llegar a desnucar al Concorde malamente.

Soy redoble de las mentes en ebullición que rodean y frecuentan… Ando vomitando impulsos sin diapasón ni coherencia…

Estoy en el río, dentro, pero no estoy nadando, mantengo la respiración, sumergido, con la ayuda de una pajita de bambú que me sirve de silencioso aliado ante la triste certeza de vislumbrar que alcanzar la frecuencia deseada requiere constancia y tiempo, y que exige la honradez y la valentía necesaria para enfrentarse a los demonios de uno, uno a uno, uno tras otro, hasta extinguirlos por completo y conseguir fluir ante esa situación/emoción generando resultados gratificantes, es decir habiéndolos convertido al Amor.

Hay que nadar, si no, la sensación es como la de un tronco que baja por el río y tiene tramos en los que flota en calma y otros en los que golpea las rocas de las orillas sin cesar, avanzando sin control… Debemos el capitán del barco sujetando el timón, sintiendo el viento en las fauces y oliendo el peligro…

Hay que ser consciente de la ola, saber leerla, saber saborerla, saber exprimirla, saber que es un momento de la ola, que pasará y que nunca se volverá a repetir.

Hay que saber surfear la ola: cabalgar emociones, atravesar túneles de opiniones y criterios y volar cometas de sueños.

Hoy es un día especial, hace un mes que estoy en Madrid. Es nuestro aniversario.

<Hoy cumplimos un mes.>

<Mañana libro a tu salud!>

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