El príncipe y la tabernera

Ayer soñé contigo. Fue maravilloso. Ahora que ya he conseguido deshacerme de las lagañas, sé que no fue casualidad, sé que fue la premonición de un reencuentro inminente.

Hace ya tiempo que no nos vemos. Por lo menos, 500 años, 3 ó 4 reencarnaciones atrás. La última vez fue en Japón, lo recuerdo perfectamente, como si fuera ayer, como en mi sueño de ayer. Yo era el príncipe heredero de la corona imperial y fuí a tu taberna vestido de paje, para indagar por los sentimientos, las preocupaciones, los deseos del pueblo… y me quedé en tu posada días y días, hablando de la vida, del amor, de la guerra, de los hijos, de la gente…

Aquella vez terminamos casándonos, lo que es el destino: un emperador enamorado de una tabernera… ¿Qué sorpresa nos tendrá guardada el destino esta vez? ¿Serás tú la princesa en este nuevo acto?

No tengo ni idea preciosa, ni me importa… lo que cada vez tengo más claro es que tú me esperas con la misma intensidad que yo a tí… ayer me lo confirmaste en mi sueño… somos dos pájaros surcando el infinito… somos dos almas buscando su destino… y sí, querida, esta vez nos toca encontrarnos de nuevo…

Cuando nos rocemos va a temblar la escala de Richter.

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